Tres Ríos

El Órbigo es un río peculiar. No nace como los demás en unas fuentes, sino, como por reproducción sexual, de la unión de dos progenitores: los ríos Luna y Omaña. Esta ruta (unos 27 km, llana) nos permitirá conocer estos tres personajes y el emocionante momento del nacimiento de uno y la simultánea muerte de los otros dos. (Enlace a Wikiloc para descargar el "track").
Río Órbigo
Comenzamos a pedalear junto a la piscifactoría por la pista que abandona el pueblo hacia el norte. Pasamos en compañía del Órbigo bajo el puente de la nueva carretera de circunvalación. A 500 metros dejamos un desvío a la izquierda que sigue bordeando el río y continuamos de frente. De entre los chopos, alisos y sauces que nos acompañan por la izquierda, destaca en un tramo un grupo de serbales de cazadores, que por estas tierras llaman capudos o capudres, con llamativas bayas rojas al final del verano, que dicen que son ricas en vitamina C y usadas en la fabricación de vodka y mermeladas. Al final de esta pista giramos a la derecha y atravesamos la carretera para continuar por el camino de tierra paralelo a ella en dirección a Cimanes del Tejar (norte), evitando así el peligro de los coches. Tras un último tramo semiinvadido por las fincas, desembocamos en la pista que sube a la central eléctrica, pero nosotros cruzamos aquí la carretera y nos internamos por un camino pedregoso que nos conduce a las choperas, donde girando a la derecha cruzamos el canal de desagüe por un puente. Pedaleamos a la sombra de los chopos por un camino que, tras girar en ángulo recto a la derecha, nos lleva a la Playa Fluvial de Cimanes, a orillas del Órbigo. Subimos por una calle ya asfaltada hacia el pueblo y, antes del tunel bajo la carretera ascendemos a ella por la empinada calle de la izquierda. Frente a la puerta de la iglesia comienza la calle Real, donde vemos un cartel, que más adelante se convertirá en el antiguo Camino Real, que nos llevara a Azadón.
Río Omaña
 Cruzamos este pueblo sin desviarnos hasta llegar a una fuente donde el Camino Real sigue a la derecha, pero nosotros giramos a la izquierda en dirección al río, al que llegaremos pedaleando entre prados. Cruzamos el Órbigo por un estrecho puente que nos deja en la Playa Fluvial de Llamas de la Ribera, con bar y piscina por si ya necesitáramos refresco. Nos dirigimos al pueblo por carretera asfaltada, desembocando en una calle que tomamos hacia la izquierda y que en su final nos deja cerca de la iglesia, con fuente en su plaza. Frente a la torre de la iglesia nos metemos por la calle Corredera, tomando más adelante a la derecha la calle Rodriguez de la Fuente que al acabar el pueblo se bifurca en una carretera asfaltada a la izquierda y otra de tierra a la derecha. Ambas nos llevarán hasta el Canal de Carrizo, suponiendo la asfaltada un rodeo de medio km.
El camino del canal, siguiéndolo a contracorriente durante algo más de 3 km, nos guiará sin pérdida hasta nuestro siguiente río, el Omaña, pasando antes junto a San Román de los Caballeros. Cruzamos por un pequeño puente colgante el legendario río que da nombre a toda una comarca y posee la interesante cualidad de haber depositado durante siglos (y seguir depositando) grandes cantidades de oro en su lecho y orillas. En otra ruta visitaremos los curiosos vestigios de los trabajos mineros del Imperio Romano en los montes de Las Omañas y Villaviciosa. Las tablas de poca profundidad que forma el Omaña en estos tramos finales son propicias para el bateo de oro y para la pesca a mano, con farpón o con pico, tanto por los lugareños como por garzas y cigüeñas. La nutrias (lundres las llaman aquí) prefieren aguas más profundas. Nos alejamos del Omaña en compañía del Canal de Carrizo, que aquí ya transporta agua del río Luna, divisamos a nuestra derecha las casas de Santiago del Molinillo y llegamos a una carretera que tomamos hacia la derecha. Si necesitamos agua, al pie del campanario de la iglesia que sobresale entre las casas hay una fuente.
Río Luna
Dejando atrás Santiago, enseguida llegamos al puente sobre nuestro tercer río: el Luna, cuyas aguas tienen fama de frías por venir de dos embalses, el de Tapia y el de Barrios de Luna. Tras cruzar el río llegamos a Villarroquel. A la entrada del pueblo, pasada una presa que vemos que presta su agua a un molino o sierra, tomamos la calle de la derecha, que nos conducirá al inicio del Camino Real, señalado por letrero, que ya conocimos en su trayecto de Cimanes a Azadón. Mientras circulamos por él podemos contemplar a nuestra izquierda las profundas heridas dejadas en el monte por los mineros romanos con su método ruina montium de extracción del oro, coronadas al llegar a Secarejo por la ermita de Santa Catalina, cuya visita en bicicleta no recomiendo por razones obvias. En Secarejo iremos atentos a un letrero que nos señala la dirección al nacimiento del Órbigo.
Siempre por el Camino Real llegaremos a Azadón, donde tendremos que girar en alguna calle a la derecha, pues el Camino sigue paralelo por ese lado. Por trayecto ya conocido regresamos a Cimanes, donde estoy seguro que nos sentará divinamente un refresco bien frío sentados a la sombra en el bar de la playa fluvial; incluso un bañito en el estanque si, previsores, hemos traído bañador. Tras reponer fuerzas, las gastaremos en la durilla subida al pueblo, que seguiremos esta vez por el túnel bajo la carretera para continuar subiendo calle arriba hasta la salida hacia el monte, donde a la derecha giramos para tomar el camino del Canal del Páramo, enterrado aquí, y que nos guiará, atravesando la central eléctrica, de regreso a Villanueva en suave cuesta abajo en menos de 5 km.

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